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sábado, 7 de diciembre de 2013

10 cosas que los hombres no soportan de las mujeres.

Claro que no podemos vivir sin mujeres, pero qué felices seríamos si simplemente dejaran de...
Desde luego, los hombres aman a las mujeres. Las formas en que lucen, huelen, caminan, y hablan son simplemente algunas de las razones por las que son consideradas como “una especie divina”.
Generalmente, claro está. Porque debemos decir que las mujeres no son perfectas. Claro que no. Y después de un riguroso análisis, hemos llegado a identificar cuáles son las 10 cosas que más molestan a los hombres de las mujeres. Qué felices seríamos si simplemente dejaran de... 

1.      Pretender ser castas
Un tema recurrente entre muchas mujeres es que ellas intentan ubicarse bajo una luz de puritanismo, que les impide reconocer que han usado a los hombres para divertirse, y que les lleva a dividir por cinco la cantidad de novios que han tenido. Antes de seguir: nuestras felicitaciones a todas las mujeres que son realmente inocentes y puras. Ahora, las que no forman parte de este grupo, deberían dejar de echar agua para aclarar su pasado. Las mujeres tienen tanto derecho como los hombres a divertirse, y deben buscar a un hombre capaz de comprender y aceptar esto. 
2.      Criticar a otras mujeres
¿Por qué será que muchas mujeres no pueden tener un simple cumplido hacia otra mujer? Ellas aman encontrar defectos en otras mujeres; defectos que van desde el peso hasta el corte de cabello y todo lo que hay en el medio. Sólo una mujer notará si los zapatos de otra mujer no combinan con su cartera —y seguro que lo convertirán en una verdadera calamidad—.
3.      Tener Paranoias constantes
Con frecuencia, el hecho de mencionar el nombre de otra mujer puede poner en riesgo la vida de un hombre. Imagina, entonces, el conflicto que deberías soportar si ella supiera que estuviste en el club de hombres. 
Sea como sea —y bromas aparte—, muchas mujeres tienen la tendencia de ver fantasmas en todas partes, sobre todo cuando estos fantasmas pueden hacer que su hombre sea infiel. En consecuencia, siempre que otra mujer entra en la ecuación, en cualquier forma o forma, ellas se tensan. Si tú le has dados motivos para desconfiar, entonces la paranoia será justificada. De lo contrario, no tienes que pagar el precio por sus inseguridades. 
4.      Estar siempre necesitadas
Algunas mujeres tienen serios problemas de inseguridad. Ellas necesitan que su hombre las sostenga, las mime, y les diga constantemente lo especiales que son. Ellas convierten a los hombres en muletas emocionales, y acuden a nosotros en busca de apoyo moral, mental, y emocional. 
Existe una pequeña ironía aquí, y es la de que todas las mujeres suelen hacer todo lo posible por mostrar al hombre cuán independientes son. No obstante, estas mismas mujeres son las que se vuelven extremadamente inseguras una vez que se enamoran. Desde luego, por más tentador que pueda resultar el hecho de usar esto a nuestro favor, seguramente la mayoría de los hombres prefiere esa otra clase de mujer, tal vez menos independiente en un principio, pero más segura de sí misma luego. 
5.      Hacer preguntas capciosas
La antigua pregunta de “¿En qué estás pensando” es un ejemplo perpetuo de cómo las mujeres aman poner a prueba a los hombres y descubrir nuestros verdaderos sentimientos hacia ellas. Ellas suelen lanzarnos preguntas teóricas y oscuras que, según ellas, se supone que debemos saber las respuestas si realmente somos “sus almas gemelas”.  
Qué horrenda imagen la de ver a un hombre nervioso, movilizando sus neuronas al máximo para encontrar la respuesta correcta, mientras su mujer lo observa desde una distancia prudencial, con los brazos cruzados y un pié golpeteando incesantemente el piso. En este punto, no queda más que arrojar una respuesta y esperar que no sobrevenga la catástrofe. 
6.      Invadir el espacio personal del hombre
Las mujeres tienen este tic instintivo que las hace querer “almohazarnos” en cualquier momento o convertir nuestras pertenencias personales en sus pertenencias. En otras palabras, cuando ella no está ajustando el nudo de tu corbata —que lo has hecho muy mal, por cierto—, estará hurgando entre tu gaveta, buscando una sudadera que le quede bien. 
Seguramente ya entiendes cuál es el problema aquí. Todos sabemos que no nos alcanzaría una vida de lamentos si solamente osáramos pensar en cortarles el cabello o apoderarnos de alguna de sus pertenencias. Entonces, ¿por qué es justo cuando ocurre al revés? 
7.      Ser demasiado emotivas
Sí, ellas lloran por cualquier cosa: una película triste (o incluso una alegre), una uña rota, o un corte de pelo que no ha quedado del todo bien. Lo que es peor: ellas esperan que el hombre arregle el desastre emocional. Y si hay algo que todo hombre detesta es tener una mujer llorona pegada a su hombro. 
No es que seamos insensibles, pero aparte de decir “ya está querida” o “ya pasará, no es tan grave”, no conocemos otra forma de reconfortar a una mujer. El hecho de que las mujeres sean generalmente más delicadas y vulnerables es genial, pero no queremos tener que soportar un mar de lágrimas por cualquier revés menor que la vida decida darles. 
8.      Salir de compras (y llevarnos)
A la hora de ir de compras, simplemente no alcanzan las horas del día para la mayoría de las mujeres. Ya sea una salida a mirar vidrieras o un festín de compras con tarjeta de crédito, ellas pueden pasarse horas en el centro comercial —un rato en la tienda de zapatos, otro rato en la de carteras, y otro en la de lencería— sin pensar en comer, tomar agua, o en sus responsabilidades de la vida diaria. 
Pero lo peor de todo, es que para ir de compras deben tener a su hombre al lado. Y entonces allí vamos, de tienda en tienda, sosteniendo cada vez más bolsas, y preguntándonos inútilmente por qué cualquier prenda merece, al menos, cinco minutos de su atención. 
9.      Hablar incesantemente
La mayoría de las mujeres aman hablar, y si les prestas una oreja, entonces ya nada las detendrá. No es que no nos importe lo que tienen para decir; simplemente no necesitamos oír un reporte detallado de los acontecimientos cada media hora. 
10.  Utilizar el sexo como un arma
En la guerra de los sexos, todo se resume a quién lleva los pantalones en la relación. Con frecuencia, las mujeres, en un esfuerzo de mostrar superioridad, atacan el punto débil de los hombres: el sexo. 
Y, si bien es destacable que la táctica es tan inteligente como efectiva, las necesidades básicas del ser humano no deberían formar parte de las disputas de la relación. ¿No lo crees? 
Aprende a tolerar
En el gran orden de las cosas, los hábitos irritantes de las mujeres no son tan malos. Existen probabilidades de que todo hombre se adapte a ellos con algo de tiempo, y ella deberá hacer lo mismo con las costumbres que no soporten de nosotros. Nadie es perfecto y, sin dudas, esto es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Tanto hombres como mujeres.




Secretos para un gran primer beso.

Si quieres que se quede a tu lado, debes aprender a dar un buen primer beso

La mayoría de nosotros no conseguimos darnos cuenta de la importancia que tiene un primer beso. Bueno, esto debería darte una idea: cuando besas a alguien por primera vez, decidirá en ese preciso instante si volverá a besarte alguna vez. 


Recurre a los siguientes consejos para asegurarte que quede siempre pidiendo más... 

1.      Hazlo en privado
La privacidad es la clave. Un gran error que muchos hombres comenten es buscar el beso en la situación equivocada. Las mujeres quieren que el primer beso sea especial, y ellas prefieren compartir el momento únicamente contigo. En consecuencia, si te encuentras en un evento o situación social y sientes que es el momento adecuado, llévala al cuarto interior o, incluso mejor, a un lugar completamente distinto y más personal. 
2.      Aprende a retirarte
No hay mejor forma de hacerle saber que eres especial que retirarte en el momento indicado. La mayoría de los hombres buscan la medalla de oro en el primer intento, y rara vez lo consiguen. Al ser quien baje la velocidad de las acciones, estarás demostrando que estás en control y, lo más importante, la dejarás deseando mucho más. 
3.      Asegura el terreno
Cuando sientas que es el momento adecuado, acércate y tócale el cabello mientras hablan, y haz un comentario al respecto. Algo como “Tu cabello luce tan suave” al tiempo que tocas las puntas del mismo estará bien. Si ella sonríe, entonces vuelve a la carga luego de algunos minutos, pero esta vez mirándola directo a los labios y a los ojos repetidamente. Si ella te deja seguir tocándole el cabello, sabrás que está lista para ser besada. 
4.      Sé una constante provocación
¡Último momento!: No hay nada que guste más a las mujeres que ser provocadas, así que hazles saber quién está en control de la situación volviéndolas locas con tus labios. Acércate como si fueras a besarla, y luego, en el último segundo, aléjate y regálale una sonrisa malévola. Utiliza esta técnica para encenderla y para ponerla de rodillas ante ti. 
5.      Distiende las cosas
¿Todavía te sientes un poco nervioso y no te animas a dar el paso? Distiéndete y relaja la situación acercándote y oliendo el cuello de tu presa. Llena tus pulmones y dile: “Mmm..., que rico se siente”. Luego, deja que tu nariz suba lentamente hasta llegar a su oreja, y luego retírate algunos centímetros y realiza un contacto visual. Cuando los ojos se encuentren, ve por el beso. 
6.      Muestra algo de pasión

Toda mujer fantasea con ser sometida o forzada a tener sexo, así que ¿por qué no hacer realidad su fantasía? Mientras la estás besando, empuja su cabeza hacia atrás tomándola suavemente del cabello. Comienza a besarla por el cuello, empújala un poco más hacia atrás, dale un suave mordiscón, y respira fuerte sobre su cuello o su oreja. Asegúrate que tus pantalones estén bien sujetados, ya que a esta altura ella estará haciendo todo lo posible por sacártelos. 
7.      Sujétala fuerte



Si el clima es apropiado, agrega un poco de sensualidad y caballerosidad a tu primer beso, toma entre tus brazos a tu mujer y realiza un poco de presión. Nada demasiado fuerte. Sólo algo para que sienta un ligero apretón. No hay mejor manera de hacerte ver como un hombre poderoso y confiado. Hazlo en forma adecuada y ella nunca olvidará el momento.  
8.      Usa las manos
Las mujeres aman ser acariciadas, especialmente cuando están siendo besadas. Comenzando por sobre una de sus orejas, desliza tus dedos hacia su cabello, pasando por el cuello y llegando a la zona de la espalda. Luego vuelve tus manos arriba y vuelve a empezar. Usa ambas manos y alterna el tipo de caricia usando las manos o la punta de los dedos. De esta forma, el primer beso se convertirá en una experiencia difícil de olvidar. 
9.      Sazona las cosas
Una vez que el contacto inicial ha sucedido, sazona las cosas con algo de variedad. Pasa de los besos cortos y suaves a otros más largos y profundos, y luego vuelve a los cortos y suaves. No uses tu lengua en forma exacerbada. Simplemente busca usarla tanto como ella. Cambia el ángulo moviendo tu cabeza hacia el otro lado, y luego chupa alternativamente su labio inferior y su labio superior. Asegúrate de detenerte a respirar después de unos cuantos besos. Estos pequeños movimientos le dirán que sabes exactamente lo que haces. 
10.  Explora su cuerpo
Cuando estés listo verdaderamente para pasar a otro plano, bésala en el cuello y mueve tus labios lentamente por sobre los lóbulos de sus orejas —si quieres puedes darle un pequeño mordisquito—. No te sorprendas si en pocos segundos su respiración comienza a acelerarse y a hacerse más fuerte.