La saga Cappra de Montesa nació en 1967, tras unos años de experimentos con diferentes prototipos derivados de otros modelos de la marca para adaptarlos a la disciplina del motocross. El espaldarazo definitivo para que Montesa se hiciera con un nombre respetable en esta especialidad vino de la mano del fichaje en 1960 de Pere Pi, uno de los hombres clave en la historia del «off road» español, formado en Derbi bajo la batuta del legendario Paco Tombas y que destacaba tanto como piloto multidisciplinar como en la faceta de técnico. Los primeros prototipos de motocross de la marca estuvieron basados en las Brío, para pasar más adelante a derivados de la Impala, de la cual se fabricaron diversas series con el nombre de «Impala Cross» y «La Cross». Pero la primera Montesa de serie diseñada al ciento por ciento para el motocross fue lanzada al mercado en 1967 con el nombre de Cappra, retomando el apelativo de «Cabra» con el que se conocía internamente a uno de los primeros protos con base Brío.
Montesa Cappra 250
Prototipo oficial
Prototipo oficial
Esta primera Cappra era una réplica de la motocicleta que había llevado a Pere Pi a lograr su ¡séptimo! título de Campeón de España de la especialidad, abriendo el mercado Montesa al gran público español, puesto que los modelos anteriores habían ido destinados en su mayoría a la exportación. Las versiones de la Cappra se fueron sucediendo año tras año, pero no fue hasta 1976 en que Fernando «Randy» Muñoz, ex piloto de trial, rompía, con la motocicleta que veis, con una hegemonía de nueve años de Bultaco.
Se trata de un prototipo totalmente oficial, en el que se muestra la evolución y las pruebas de la fábrica para pasar del modelo VA al VB que saldría a la serie en 1977. Saltan a la vista aspectos que la diferencian claramente de la VA de serie, como la horquilla Marzocchi de eje avanzado –el de la VA era centrado– o el escape artesanal tipo bufanda en lugar del de salida inferior. Fijándonos con más detalle observaremos otros componentes especiales como el anclaje doble de la culata al chasis, los amortiguadores en posición más vertical o los cárteres de magnesio... También esta Cappra montaba un cambio de cuatro marchas que no llegaría a la serie y un volante magnético con rotor interior que permitía una subida de vueltas más alegre del motor.
Ha sido una auténtica fortuna el que esta motocicleta haya llegado hasta la actualidad, puesto que era una norma habitual que a las motos oficiales se les desmontaran todas las piezas especiales si eran vendidas. Sin embargo, esta unidad correspondió a un pago «en especies» a Muñoz por parte de Montesa y por la razón que fuese, se saltó esta regla para, después de diversos propietarios, llegar a las manos de un autentico enamorado de Montesa como es Joan Miquel Vila, quien se ha encargado de restaurarla con el máximo de atención al detalle. Muñoz, almeriense de nacimiento pero catalán de adopción al residir en Pallejà (Barcelona) desde los cuatro años, fue nuestro piloto más internacional hasta que falleció en un desgraciado accidente de automóvil en 1983.
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Ha sido una auténtica fortuna el que esta motocicleta haya llegado hasta la actualidad, puesto que era una norma habitual que a las motos oficiales se les desmontaran todas las piezas especiales si eran vendidas. Sin embargo, esta unidad correspondió a un pago «en especies» a Muñoz por parte de Montesa y por la razón que fuese, se saltó esta regla para, después de diversos propietarios, llegar a las manos de un autentico enamorado de Montesa como es Joan Miquel Vila, quien se ha encargado de restaurarla con el máximo de atención al detalle. Muñoz, almeriense de nacimiento pero catalán de adopción al residir en Pallejà (Barcelona) desde los cuatro años, fue nuestro piloto más internacional hasta que falleció en un desgraciado accidente de automóvil en 1983.