El Consejo de Ministros retrocede 30 años en el derecho al aborto habiendo retirado las subvenciones a la dependencia.
Alberto Ruiz Gallardón. |
El PP ha aprobado la Ley de Protección de la Vida del Concebido y los Derechos de la embarazada, también conocida como ley anti-abortista o "¡Feliz Año Nuevo, 1985!".
Gallardón asegura que con esta aprobación se cumple un«compromiso electoral». C omo si después de los recortes, la subida del IVA y el ridículo del ‘tarifazo’ esa mierda de las “promesas electorales” importara, eh, Gallard?
Voy a haceros un resumen de los cambios que comportan esta nueva ley:
Aspectos negativos: 1) Las menores no pueden abortar sin la autorización paterna. 2) La mujer solo puede decidir por ella misma en caso de violación. 3) Aunque el feto padezca deformidades, la mujer está obligada a tenerlo. Y por si fuera poco, 4) los médicos antiabortistas podrán negarse a practicar el aborto alegando “objeción de conciencia”.
Pero para que luego no nos tachéis de izquierdosos, también he elaborado una lista de los aspectos positivos de esta ley:
Aspectos positivos: Ninguno.
Lo curioso del caso es que el Gobierno que prohíbe el aborto en caso de malformación fetal, es el mismo que, mediante la ley de Estabilidad Presupuestaria, retira las subvenciones a las personas dependientes. Es decir, al PP le preocupan mucho los niños, hasta que nacen. Quiere que lleguen al mundo como Hijos de Dios pero que vivan en él como pobres diablos.
Huelga decir que quien está detrás de todo este embrollo es la Mano Incorrupta de la Santa Iglesia. Se nota, porque con esta Ley, una de las pocas mujeres que podría abortar es la Virgen María. María fue un día al monte a buscar olivas. De pronto, sin que ella diera su consentimiento, una paloma le anunció que se quedaría embarazada, y que ese niño sería hijo de Dios. Es decir, la Virgen María fue VIOLADA POR DIOS. Y ése Dios es el mismo que gobierna las mentes de quienes nos gobiernan. El que viola a la mujer, la obliga a parir en un establo putrefacto y permite que su hijo muera de hambre y desangrado. Señor, ten piedad, déjanos de una puta vez en paz.