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Mientras el Campeonato Mundial de Atletismo avanza con un dominio de Usain Bolt en las carreras de velocidad que parece indudable, en Os Vilares, parroquia del concello chairego de Guitiriz, hubo ayer y anteayer otra cita que tiene algo de deporte y mucho más de emoción que las carreras que se pueden ver por televisión.
La Romaría Labrega da Chaira -así se llama el acontecimiento- puede además presumir de entorno, pues la carballeira do Cancelo, escenario de la fiesta, ofrece unos parajes que ya quisieran lucir los estadios olímpicos. La prueba reina es aquí la competición de segadoras. Inicialmente consistía en una carrera aunque en los últimos tiempos se ha ido orientando a una prueba de habilidad.
Por caminos y un prado los participantes realizan un recorrido. La recompensa, vista en términos de dinero, se reduce a 50 euros, aunque el ambiente festivo y la expectación son notables, y ayer se mantuvo esa tendencia. Luis Vázquez, del vecino concello coruñés de Curtis, fue el ganador de la prueba.
Esta es la parte más conocida de un programa que, sin embargo, tiene otras partes igualmente competitivas, como la prueba de siega con guadaña. La vinculación con la maquinaria y con las faenas agrícolas es bastante elemental, como explica Jesús Veres, presidente de la asociación vecinal hasta hace unos meses y teniente de alcalde del Concello de Guitiriz: «Estamos nunha comarca labrega», asegura.
Pero como la fiesta se celebra en Galicia, hay una dimensión gastronómica que está muy presente los dos días. Familias y pandillas de amigos se desplazan el sábado y el domingo con sus meriendas: empanadas, lacón o tortillas se despliegan en abundancia sobre los manteles, aunque los que son poco previsores o los que prefieren que cocinen otros no tienen el más mínimo problema: un puesto con pulpo y churrasco permite que nadie se marche con hambre y sí con ganas de volver al año siguiente para gozar de un ambiente que verano tras verano se mantiene. Aquí, al margen de las segadoras, en diversión ganan todos siempre
