La empresa se declaró en suspensión de pagos por no haber sabido adaptarse a la cámara digital ante el miedo a que destruyese su negocio en la película tradicional.
La legendaria empresa fotográfica Kodak, arrastrada por el dominio de la era digital, se declaró hoy en suspensión de pagos, incapaz de sacar partido de la invención de la cámara digital por miedo a destruir su principal negocio, el de la venta de película tradicional.
Con más de 130 años de historia a sus espaldas, la compañía con sede en Rochester (Nueva York) pidió este jueves acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas de Estados Unidos para reestructurar su negocio y tratar así de mirar al futuro, donde vislumbra algo de esperanza en la venta de impresoras. Según su presidente y consejero delegado, el español Antonio Pérez, «Kodak está dando un importante paso para permitir que la empresa complete su transformación», al tiempo que aseguró que la compañía «ya ha salido de manera eficiente algunas de sus operaciones tradicionales».
Esa salida ha supuesto desde 2003 el cierre de más de una decena de plantas, un centenar de laboratorios y casi 50.000 despidos, pero según el máximo responsable de Kodak este proceso de reestructuración supondrá «completar la transformación al solventar aún más la estructura de costes».
Con unos activos de 5.100 millones de dólares y una deuda que asciende a 6.800 millones, la compañía fundada por George Eastman en 1888 se ha visto obligada a declararse en suspensión de pagos después de haber anotado tres ejercicios fiscales consecutivos de pérdidas. Ya el noviembre pasado la firma había revelado unas pérdidas de 647 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2011, siete veces más que en el mismo periodo de 2010.
Y es que la firma, que durante más de siete décadas ha pertenecido al índice Dow Jones de Industriales, que agrupa a treinta de las mayores empresas cotizadas de Estados Unidos, no supo adaptarse a la era digital a la que ella misma dio a luz con la invención de la primera cámara digital en 1975.
El miedo a que el nuevo dispositivo destruyera su lucrativo negocio de película tradicional para cámaras de carrete hizo que la firma no sacase provecho del invento de su ingeniero Steven Sasson, pero fue precisamente esa decisión con la que Kodak empezó a cavar su tumba.
Mientras la japonesa Fuji le empezaba a comer terreno en el negocio de los carretes tradicionales, otras competidoras como las también niponas Canon y Sony comenzaban a explorar las vastas posibilidades que traía consigo la cámara digital que Kodak decidió desechar.
Así, la compañía ha pasado de tener unos 64.000 empleados en 2003 a 17.000 el año pasado, al tiempo que sus ingresos se han reducido a la mitad en ese mismo periodo, pues en 2003 superaban los 13.000 millones de dólares y en 2011 se redujeron a 6.000 millones.
Su descenso ha llevado a un desplome en bolsa del 90 % en los últimos doce meses por el que incluso dejará de cotizar en la bolsa de Nueva York (NYSE), a la que llegó en 1905, ya que hacía tiempo que sus acciones no lograban cerrar por encima de un dólar, requisito que establece la principal plaza financiera del mundo.
En un intento por remodelar su negocio, Kodak comenzó en la década de los 90 a invertir en el desarrollo de una tecnología para digitalizar imágenes que se utiliza en muchos de los teléfonos móviles de hoy en día, pero las dificultades que ha atravesado en el último año para vender más de 1.100 de esas patentes han llevado finalmente a la compañía a declararse en suspensión de pagos.
Precisamente por la defensa de esa tecnología, la firma se embarcó durante el año pasado en una batalla legal contra los gigantes tecnológicos Apple, Research In Motion y HTC, a los que acusa de haber violado sus patentes para previsualizar imágenes en sus teléfonos móviles.
El proceso de reestructuración en que entra Kodak cierra una era y una historia, la de la firma que consiguió hacer de la fotografía algo cotidiano gracias a la creación del carrete en 1886 y, poco después, de la cámara de carrete.
Bajo el eslogan de «usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto» la compañía vendió unos 25 millones de cámaras de carrete hasta 1940, mientras que con la llegada de la «Instamatic» en 1963 Kodak consiguió vender más de 50 millones de unidades en tan solo siete años.
Ahora con el proceso de reestructuración que atravesará, con la ayuda de un acuerdo crediticio de 950 millones de dólares con Citigroup, Kodak tratará de reforzar su liquidez, vender sus más de mil patentes tecnológicas y concentrarse en sus negocios más competitivos, como el de la venta de impresoras.