La civilización mesoamericana desarrolló complejos sistemas de presas y canales para abastecer a grandes ciudades como Tikal.
Pintura sobre la canalización del agua en la agricultura maya. |
Que la civilización maya poseía amplios conocimientos arquitectónicos es de sobra conocido. Las monumentales y turísticas pirámides y templos de Palenque, Cobá u otras ciudades son una buena muestra de sus habilidades en la construcción. Sin embargo, lo que es menos conocido de esta cultura mesoamericana es su dominio y control de los sistemas hídricos y de gestión del agua para mantener con vida enormes y majestuosas urbes. Los mayas fueron capaces de crear un sistema de canalización y riego sorprendentemente avanzado y con capacidad de abastecer grandes y pobladas ciudades. El último ejemplo es la mayor presa de esta cultura descubierta hace unos meses en la mítica metrópolis de Tikal.
El equipo de arqueólogos de la Universidad de Cincinnati localizó en la selva de Guatemala una presa de grandes dimensiones. El muro tenía 10 metros de alto y 80 de largo formaba parte de un complejo sistema de almacenamiento y canalización de agua que suministraba este indispensable recurso a Tikal, una ciudad de 80.000 habitantes que durante varios siglos fue referencia para los mayas. El agua era usada tanto para consumo de sus moradores como para la agricultura.
“El estudio arroja nueva luz sobre el cómo los mayas preservaban y usaban recursos naturales para mantener una sociedad poblada y muy sofisticada durante más de 1.500 años a pesar de los desafíos medioambientales, incluidas las periódicas sequías”, asegura Vernon Scarborough, antropólogo de la Universidad de Cincinnati y responsable de la investigación.
Potabilización
Según revela el trabajo de estos especialistas, las calles de la ciudad estaban revestidas de yeso e inclinadas para conducir el agua de las lluvias o de un riachuelo cercano a dos depósitos: la reserva del templo, con capacidad de más de 27.000 metros cúbicos, y la reserva del palacio, de hasta 75.000 metros cúbicos. La infraestructura se completaba con un tercer depósito cuya función concreta aún se desconoce.
Pero los mayas no solo eran especialistas en el control y almacenamiento del agua. También conocían la necesidad de potabilizarla. Así, utilizaban arena de cuarzo que traían de canteras situadas hasta 30 kilómetros de distancia para filtrar el agua antes de consumirla.
Trabajos como el realizado en Tikal ponen de manifiesto la importancia del agua en la civilización maya y refuerzan la hipótesis de la sequía como causa principal de su colapso. Quizás, tanto las guerras como las hambrunas producto de las malas cosechas tuvieran como origen la falta del líquido elemento tan indispensable para la subsistencia de la civilización mesoamericana.