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martes, 18 de junio de 2013

EL FUERTE DE GUADLUPE (HONDARRIBIA)

El fuerte de Guadalupe, que ocupa unos 30.000 metros cuadrados, es el mayor de los tres que se construyeron a finales del siglo XIX para defender la frontera. Fue inaugurado en 1900 y tenía capacidad para albergar a más de 600 militares. Estuvo operativo con diferentes usos hasta 1976, cuando fue desmilitarizado.
El Ayuntamiento de Hondarribia, que adquirió en su día esta fortaleza defensiva, puso en marcha el año pasado unas visitas guiadas a las que da continuidad este verano con la colaboración de Arma Plaza Fundazioa y Behemendi. «Hay muchos hondarribitarras y gente de la comarca que lo tenían olvidado y se sorprenden cuando se acercan a verlo», cuenta el delegado de Desarrollo Rural, Juan Luis Silanes.
Como novedad respecto a 2012, se están rehabilitando dos de las salas del Cuerpo de Guardia que se van a dedicar a sendas exposiciones relacionadas con el fuerte y Jaizkibel. Estos trabajos, que incluyen una mejora de las paredes y puertas del acceso, las está llevando a cabo Teusa, empresa especializada en rehabilitación de patrimonio, y estarán finalizadas para el fin de semana del 29 y 30 de junio.
La arqueóloga municipal, Miren Ayerbe, explica que «contamos con una subvención del Gobierno Vasco y la idea es que estos espacios se puedan utilizar para fines culturales. Se van a colocar paneles informativos, diseñados de forma muy práctica, para que cuando termine la temporada se retiren y se vuelvan a colocar cuando sea necesario».
Este espacio expositivo, situado a la entrada de la fortaleza, se podrá ver de forma gratuita los días que haya visitas. «Es algo que va aparte, que estará abierto para el público, y luego, si quieren realizar el recorrido con el guía por el interior, tendrán opción de hacerlo pagando los dos euros que cuesta», precisa Ayerbe.
Segundo mirador
La visita al fuerte de Guadalupe comprende aproximadamente un tercio de esta construcción defensiva. Al margen del foso, se ven varias galerías y diversas dependencias, junto a uno de los patios con las estancias del gobernador. Desde ese punto se accede a uno de los miradores de la fortaleza, donde suele concluir el recorrido. Este año, además, se está trabajando para adecuar un segundo mirador que ofrecerá una panorámica más amplia.
El delegado de Desarrollo Rural comenta que «somos conscientes de que tiene muchas posibilidades, pero tenemos que ir poco a poco porque hace falta mucho dinero y es importante el tema de la seguridad, que debe estar garantizada en los lugares por los que pasa la gente».
La duración de la visita es de 45 minutos y, según apunta la arqueóloga municipal, es un tiempo «apropiado», ya que el público que suele acudir es, sobre todo, familiar. «Vienen niños y si se hace más larga, es posible que se aburran. Se trata de que sea una actividad agradable y entretenida también para ellos», dice.
Al margen de turistas, hay muchos hondarribitarras e irundarras que se han interesado por esta propuesta. Ayerbe señala que «hay personas que vienen porque para ellos tiene connotaciones sentimentales al haber tenido a familiares aquí. Muchos, además de verlo, te cuentan un poco su historia personal».
Tras pasar un tiempo desapercibida, esta fortaleza está recuperando cierto protagonismo con las visitas guiadas. La arqueóloga municipal concluye que «seguimos trabajando para poner en valor el concepto de plaza fuerte y ciudad fortificada. Hay que tener en cuenta que, cuando la plaza fuerte dejó de tener sentido en el siglo XIX, cobró importancia Jaizkibel con los torreones carlistas, los bunkers y el fuerte de Guadalupe».
Loboblanco:18/06/2013

UN PANTALÓN RECARGA EL MÓVIL GRACIAS AL MOVIMIENTO.

Investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) han presentado dos soluciones para cargar el móvil cuando no hay enchufes cerca. Un pantalón vaquero que transforma los movimientos en electricidad, y un saco de dormir que aprovecha el calor del cuerpo con el mismo propósito.
La idea de desarrollar estos cargadores de fortuna se debe a la telefónica Vodafone, que los quiere promocionar durante la época de macrofestivales de música. Lo han denominado ‘Power Pocket’ (‘bolsillo energético’). Según sus creadores, el pantalón permite, tras un día entero de caminar y bailar, una recarga equivalente a 4 horas de uso del teléfonoUna noche de sueño en el saco, por su parte, equivaldría a 11 horas. No tan eficaz como un enchufe, pero suficiente para mantener vivo el ‘smartphone’ cuando no hay alternativa cerca.
El pantalón funciona gracias a unos tejidos piezoeléctricos que aprovechan la compresión y la alteración en la forma de los tejidos y la convierten en electricidad. Esta se almacena en una batería que, a su vez, es capaz de recargar la del teléfono a través de un cable que sale del bolsillo trasero.
El saco de dormir, por su parte, utiliza el denominado ‘efecto Seebeck’, que aprovecha las propiedades de determinados materiales para generar electricidad cuando registran cambios de temperatura. Los investigadores de Southampton han trabajado en esta tecnología desde hace una década, y han conseguido crear un material con estas características y que se puede imprimir. Lo han incorporado en la tela que está en contacto con el cuerpo.
«Uno de los lados está frío, y otro está caliente, lo que produce un flujo térmico que permite crear un voltaje y una corriente», explicó el investigador Stephen Beeby, responsable científico de estos inventos. «Y cuando tienes corriente y voltaje, tienes energía eléctrica».
«Estamos explorando dos tipos de tecnología para alimentar los ‘Power Pocket’. La termoelectricidad y la captura cinética de energía», aseguró. «Ambas están a la vanguardia de la investigación en tejidos inteligentes».
Estos sistemas de recarga de dispositivos móviles mientras se está lejos de los enchufes no son únicos. Recientemente se ha lanzado a través de Kickstarter Siva Cycle Atom, que aprovecha las pedaladas de los ciclistas con este propósito, y también Solepower, que se instala en la suela de los zapatos para extraer energía al caminar.
Loboblanco:18/06/213