Calendario

sábado, 9 de marzo de 2013

MITOLOGÍA CELTA


MITOLOGÍA CELTA:


Los nombres de cientos de dioses son conocidos, pero la mayoría parecen ser deidades locales. Durante el período romano, muchas deidades celtas fueron identificados con dioses romanos.
Uno de los más importantes llamado Lugh en Irlanda, fue identificado como Mercurio .
A él se le atribuye la invención de todas las artes, guía de los caminos y viajes, y virtud para las ganancias del dinero y comercio.
Luego están: Apolo, cura enfermedades; Júpiter, gobierna el cielo y Marte preside la guerra. A éste le ofrecen los despojos del enemigo al entrar en batalla. Dicen los galos que son todos hijos de Plutón.
El ciclo mitológico celta puede ser dividido en cuatro grandes divisiones.
La primera es el ciclo histórico-mitológico.
Dos textos importantes son parte de este ciclo: The Lebhar Gahbla (libro de invasiones), una historia mitológica de Irlanda; y The Dinnshenchas (Historia de Lugares), una geografía mitológica de Irlanda.
El principal tema en el ciclo Histórico-mitológico concierne a la gente de Irlanda y las fortunas de The Tuatha De Danann (Gente de la divinidad Danann), quienes fueron los ancestros mitológicos de los irlandeses.
La segunda división es el cielo de Ulster.
Estos mitos son historias de los guerreros del Rey Conchobar.
Los temas se basan en el honor y prestigio que envuelven las muertes heroicas y el héroe Cuchulain (o Cuchulainn).
La tercera división es el ciclo Fenian que cuenta las hazañas de Finn Mac Cumbail y sus compañeros.
La última división se refiere a la institución y fundación de los grandes y menores reyes de Irlanda. Existen otras dos divisiones referentes a cuentos folklóricos.
Claves para comprender el mito celta


Los Celtas somos, con diferencia, unos de los hombres más religiosos de la antigüedad conocida, si exceptuamos a los egipcios de las primeras dinastías.
Lejos de nuestra imagen de guerreros palurdos, belicosos, saqueadores y siempre ebrios que nos han transmitido los romanos, nuestra vida estaba orientada casi constantemente hacia el mundo mágico y el espiritual por el sistema semiteocrático impuesto desde el druidismo, esa prodigiosa organización religiosa que supo dotar a la civilización en la cual se desarrolló de una comprensión mitológica de la existencia.
El mito en sí no deja de ser, en su origen, un tipo de historia sagrada; es decir, pertenece no sólo al ser humano sino a las entidades por encima de él, a las divinidades. Es una tradición sacra, lo que se conoce como la revelación primordial.
En torno a nosotros, los celtas, todo era prodigioso y devenía de algún tipo de encantamiento: desde nuestros propios e inciertos orígenes hasta los bosques o los animales con los que convivíamos, desde los combates con el enemigo o las expediciones al confín del mundo hasta nuestro calendario de fiestas.
Los dioses se manifestaban en todo momento y, si no eran ellos, lo hacían entidades de otros planos, como las del mundo feérico: las hadas, los elfos o cualquier otro.
La vida no podía considerarse otra cosa que una mera transición más o menos entretenida hasta el momento de la muerte, que se aceptaba sin complejos ni culpas ya que ella no constituía más que un paso previo a la existencia en el Otro Mundo.


En algunos textos se sugiere la creencia en la reencarnación aunque no está muy claro si los celtas la entendíamos tal y como hoy lo hacemos, tras su reciente re-importación durante el decenio de los años sesenta.
De todas formas, se trata de un concepto de origen indoario igual que nosotros, así que resulta muy factible que la trajeramos con nosotros cuando llegamos a Europa o incluso que existiera entre algunos pueblos aquí asentados con anterioridad.
Sabemos que estuvo muy enraizada en amplias zonas del Viejo Continente, hasta el punto de que el Concilio de Nicea -en el año 325 d. de C.- tuvo que definir lo que había que entender de forma obligatoria como la sustancia divina de Cristo, en contra de las objeciones de los arrianos, al tiempo que condenaba la idea reencarnacionista de forma explícita por enfrentarse al dogma cristiano.

Para nosotros, los celtas, la vida significaba movimiento y dinamismo y por ello no había alternativa posible: descartada la opción de quedarse quieto, so pena de ser destruido por el incesante oleaje de la existencia, lo único que quedaba por hacer era cabalgar sobre éste.
Es otro puente a través del espacio y del tiempo con la filosofía oriental, según la cual el cambio es lo único que nunca cambia en el mundo.
De aquí arranca nuestro desapego hacia lo material y nuestra comprensión de cuanto de pasajero tiene esta vida, expresado en la ausencia de grandes asentamientos permanentes, de impresionantes templos físicos de piedra o de la simple necesidad de dejar constancia de la propia existencia tras la muerte de uno más allá del recuerdo familiar.


Las Tríadas

Nuestro número mágico por excelencia, la cifra que expresaba nuestra visión del mundo, es el tres.
Lo encontramos repetido hasta la saciedad en nuestros mitos.
Se le representa gráficamente como un triskel, símbolo solar de tres brazos derivado de la rueda y, como tal, emparentado con la también antigua y venerable swastika -la cual, a pesar de su bondad y universalidad, sigue arrastrando una imagen negativa, en especial en Europa, EE.UU. e Israel por su mal uso durante la Segunda Guerra Mundial-.
En el triskel aparece la doble espiral involutiva/evolutiva de su famoso equivalente oriental del Yin-Yang, pero conteniendo además una tercera espiral que supone la genuina aportación céltica a la diferencia entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente.
En el Este, los hombres se someten a la acción de las dos grandes fuerzas que se alternan para mantener viva la estructura del universo: el Bien y el Mal, representados por el día y la noche, el blanco y el negro, el hombre y la mujer, la vida y la muerte...
En el Yin-Yang, un punto blanco aparece en medio del negro y un punto negro en medio del blanco, mostrando de este modo la imposibilidad de que alguna vez pueda ganar uno de los dos principios; su lucha ha de ser por fuerza eterna porque la Vida nace de la fricción entre ambos, y si cualquiera de los dos llegara a triunfar por completo sobre el otro, el mundo quedaría destruido automáticamente: no podría seguir existiendo al perder su misma razón de ser.
Por eso el camino espiritual oriental hace referencia al reconocimiento de esta colosal e interminable lucha, y propone como preceptos fundamentales su aceptación y la humillación humana ante ella.
El oriental debe renunciar a todo, abandonar la ilusión de las cosas materiales el maya que nada importa y a nada conduce, y disolverse en la nada primigenia.
En el Oeste, surge un camino diferente representado por ese triskel que incluye una tercera espiral, la cual no es otra cosa sino el símbolo del hombre que se ha trascendido a sí mismo hasta liberarse de las dos fuerzas poderosas y, equiparándose a ellas, convertirse o, mejor, integrarse en Dios. Es algo sencillo y complejo a la vez.
No se trata de acumular poder y ejercerlo como un tirano, arbitrariamente, sino de someterse a la Naturaleza, reconocerse como obrero de ella y, de acuerdo con sus leyes, acumular Voluntad -representada en la espada que utilizan todos los grandes héroes- y progresar en lo espiritual hasta alcanzar la cumbre.
Así, para los celtas entre el Bien y el Mal está la Indecisión, momento supremo en el que el hombre puede escoger su destino, orientándose hacia un lado o hacia el otro; entre el día y la noche existe "la hora indeterminada", al alba o en el crepúsculo, cuando es más fácil entablar contacto con los seres sobrenaturales, entre el blanco y el negro hay muchos matices de gris; entre el hombre y la mujer está el hijo, la obra que los une y a la vez los separa y trasciende..., y entre la vida y la muerte, entre el ciclo de vidas y de muertes, está el Otro Mundo, el lugar donde el alma repose y hace balance antes de seguir adelante con su gran y eterna aventura.
Todo ello contrasta sólo en apariencia con el afán oriental de disolverse en el Pozo del que salió la creación entera, a fin de reunirse con la divinidad porque, en realidad, si el occidental prefiere crecer hasta el Cielo es para conseguir el mismo objetivo.
De esta forma, el enano y el gigante siguen diferentes caminos aunque ambos marchan hacia idéntico fin, pues saben que Dios está en todas partes, al principio y al final, y que los extremos se tocan, por extrañas que puedan ser las paradojas aparentes del mundo.
Este camino espiritual occidental tampoco es exclusivo de los celtas: sólo que es más fácil reconocerlo en nuestros mitos que en los de otras culturas semejantes.
Nos limitamos, en el fondo, a seguir una tradición indoaria que se refleja en pueblos anteriores al nuestro y que se prolongará en otros posteriores.
Entre los celtas distinguimos tríadas como la de Tutatis, Esus y Taranis -los tres grandes dioses galos-, la de Galahad, Perceval y Boores -los únicos caballeros de Arturo que encontrarán el Grial tras espectaculares aventuras- o los innumerables grupos de tres personajes de la leyenda galesa que se recogen en los textos mitológicos conocidos como los Mabinogion.
Pero antes las hubo entre los egipcios -la más famosa de las cuales es la compuesta por Osiris, Isis y Horus-, los persas -Mitra, Ormuz y Ahrimán- o los hindúes -Rama, Visnú y Shiva-.
Y después las veremos entre los griegos -Cronos, Ceo y Océano son los tres hijos de los primitivos Urano y Gaya- o los cristianos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que van más allá de la primera dualidad entre el dios hebreo y su adversario Satanás.
Muchos dioses y guerreros celtas han de repetir tres veces la misma acción concreta antes de poder cosechar las ventajas que esperan de ella; han de enfrentarse con tres tipos de animales, seres malignos o incluso calamidades naturales diferentes, en ocasiones, han de rematar tres veces una aventura antes de darla por buena o realizar tres actos heroicos en varios lugares -distintos sólo en la forma, pues en lo profundo se trata siempre del mismo o bien repetirlos durante tres días consecutivos.


Los viajes

Casi la totalidad de los grandes protagonistas de los mitos célticos se ve obligados a emprender algún viaje importante durante sus aventuras, en algunos casos, el viaje en sí constituye la aventura.
Siempre hay que entenderlo como un peregrinaje personal del héroe cuya meta es lo que menos importa -por lo demás, suele acabar mal..., si pensamos que la muerte es algo malo, ya que lo esencial es el conocimiento que se extrae de la excursión a otros lugares y cómo se aplica y transmite a los demás.


Puentes, ciudades sumergidas y cabezas cortadas

Estas leyendas muestran que los seres sobrenaturales, con los que hay que relacionarse más a menudo de lo que a los propios celtas nos gustaría, viven en lugares de nombres sugerentes y de alguna forma relacionados con el agua; islas, por lo común.
La Tierra de las Promesas, la Tierra de las Mujeres, la Isla de las Dos Brumas, la Isla de las Manzanas -Avalon-, etc.
Para llegar a ellos hay que arriesgarse en la mar, esto es, en el mundo emocional, el mismo océano primordial al que pertenece el mito y del que nace la primera vida.
Pero, aunque tengamos noticia de viajes marineros, se sabe que los barcos no nos agradaban de forma especial. ¡Cuando en alguna de nuestras expediciones hemos de cruzar un curso de agua más ancho que el Tajo, la descripción del viaje adquiere proporciones épicas!
Y si se trata de atravesar un simple río, cobra especial interés todo lo relacionado con los vados y los puentes. Siempre que aparece uno de estos elementos estamos ante una frontera con el más allá.
En uno de los relatos de los Mabinogion aparecen, separados por un río dos rebaños de corderos: uno blanco y otro negro.
Cuando uno blanco balaba, uno negro atravesaba el vado y se volvía blanco. Y viceversa.
Es una ilustración poética de la doctrina druídica de la transmigración de las almas.
El puente es objeto de prohibición de paso en las leyendas medievales: luchar sobre él o sobre el vado asociado es un combate mágico; por eso muchos caballeros novatos buscaban una especie de iniciación en el camino de las armas cobrando peaje en el puente y combatiendo a quien se negara a abonarlo.
El agua aparece también en relación con la fertilidad y por tanto con la subsistencia.
No habrá cosechas si no hay lluvias en la cantidad adecuada. ¿Quién se encarga de enviar el suficiente líquido elemento? Los seres sobrenaturales, por supuesto.
El agua es también un símbolo femenino, así que no nos debe extrañar que la responsable última de su poder sea siempre una mujer.
En realidad, la inmersión significa la puesta en seguro, la ocultación de secretos o de ciertas tradiciones por parte de la mujer -o lo que es lo mismo, la sociedad matriarcal y pagana, en declive- que sufre el acoso o la violencia del hombre -la sociedad patriarcal y judeorromana, en expansión- y se ve obligada a enterar su legado bajo el agua, en un mundo abstracto, emotivo e instintivo.
También ha habido algún autor que ha sugerido la posibilidad de que esta obsesión por las ciudades sumergidas permita rastrear la huella de un cataclismo natural auténtico acaecido hacia el final de la Edad del Bronce.
Según esta teoría, el desecamiento de las costas del Báltico y del mar del Norte habría provisto de tierras nuevas en forma de marismas a los pueblos célticos, que se instalaron en ellas y que luego tuvieron que retirarse precipitadamente cuando una brusca elevación en el nivel de las aguas inundó las ciudades fundadas junto a la nueva línea de costa.
Esto podría explicar también nuestro miedo al mar, como reflejan numerosos poemas y rituales mágicos. Hay constancia de que navegabamos, porque nuestra cultura se extendió más allá del continente y porque existieron pueblos como los celtas vénetos -en el noroeste de Francia; no confundir con las gentes del mismo nombre ubicadas en el territorio donde hoy se levanta Venecia-, que el mismo César nos dice disponían de una flota de veleros. Pero no era su actividad favorita.


EL MAS ALLÁ CELTA
Lucano dice que la creencia en la existencia de otra vida de los galos, no era de una vida en un paraíso celeste, ni siquiera en un mundo subterráneo.
Creíamos que tras la muerte ibamos a vivir alio orbi, es decir, a otro continente o país separado del mundo de los vivos, tal vez localizado fuera del disco terrestre que era la tierra según los antiguos.

Los muertos iban a habitar más allá del Océano, al sudoeste, allí donde el sol se oculta.
Era una región maravillosa cuyas alegrías y seducciones sobrepasaban con mucho a las de este mundo.

Los hombres procedían de este país maravilloso, al que en irlandés se llamó Tire Beo o "tierras de los vivos", Tir N-aill o "la otra tierra", Mag Mar o "gran llanura" y también Mag Meld "llanura agradable".

En las creencias cristianas, no había correspondencia alguna para estos nombres paganos, por lo que los cronistas cristianos de Irlanda, los sustituyeron por el nombre latino de la península ibérica: "HISPANIA".

A partir del siglo X, época en la que se escribieron las crónicas de Irlanda, ya había penetrado este nombre en Irlanda y por eso se afirmó que Partolón (jefe mítico de los primeros habitante de la isla) y sus compañeros provenían de Hispania.
Un pasaje de Procopio de Cesarea (historiador de Justiniano) dice, que había todo a lo largo de la costa norte de la Galia, pescadores ocupados únicamente en llevar las almas a la Isla de los Muertos.
Esta creencia en una isla o continente separado de los vivos, no nos hizo olvidar a los celtas nuestras primitivas creencias en un reino de los muertos situado debajo de la tierra, así como entre los germanos la idea del Walhalla celeste no sustituyó enteramente la primitiva idea de los infiernos.

Los Celtas conocíamos también un infierno, al que imaginabamos como un lugar húmedo y frío muy semejante al Helheim de los germanos.


Cultos

El roble juega un gran papel en la mitología popular, sobre todo como árbol de virtudes medicinales. El roble sana a los enfermos sólo frotándose contra su tronco o durmiendo sobre sus ramas.
Cuando un niño, por ejemplo, padece de una hernia o de otra enfermedad, hienden el tronco de un roble de cuatro a seis años de manera que permita pasar al niño por la abertura.
El padre del niño se pone de un lado y la madrina del otro, después pasa el primero al niño desnudo y lo recoje la madrina, que una vez fajado se lo entrega a la madre.
Después se ata fuertemente el tronco del árbol y si éste cierra, es señal de que cura el niño y, en caso contrario, la enfermedad no tiene remedio alguno. La importancia que el roble tiene para nuestro pueblo gallego indica bien que fue un árbol unido a las primitivas prácticas religiosas.
Otro aspecto importante en nuestras prácticas religiosas era el culto a los antepasados.
Los celtas teníamos temor al alma de los que ya no existían. Hoy los campesinos gallegos creemos que las almas andan errantes en torno de la morada de los hombres, guardamos el religioso temor en nuestro corazón que nos causa la aparición nocturna del alma de nuestros antepasados.
El religioso temor a los antepasados es instintivo, tanto en el hombre del campo como en el de las ciudades, y nuestro respeto a los antepasados también. Sentimos dolor si hablamos de los que amabamos y han partido para siempre.
Cuando hablamos de los muertos se nota que nunca se rompe la misteriosa cadena que une el padre al hijo, ni en la vida futura, ni en la tierra, ni en el reino de las sombras, que siguen unidos, aunque son invisibles.
Mientras uno vive es evidente que conserva en sí mismo y en su propia vida psíquica algo que pertenece a los que ya no son y vienen a ser como si fueran uno mismo.
La muerte no es nunca para la gente campesina el completo aniquilamiento, ni la separación eterna: siempre creímos que la muerte era sólo un instante de suave tristeza y no más que un momento en toda la vida.
Pronto volveremos a unirnos, pronto nos hallaremos en aquellos misteriosos lugares en que deben encontrarse los que se amaron para no separarse jamás.
Otro culto importante es el del fuego.
El rasgo esencial de la antigua adoración del fuego va unido al culto universal del hogar.
En un culto se cubre el fuego todas las noches y se enciende el del día siguiente con el de la víspera.
Dejarlo morir es un sacrilegio y se paga caro. Si por descuido el fuego Ilega a apagarse, es grande el disgusto que se apodera de la familia, pues la desgracia persigue ya de cerca la casa y a los que la habitan.

Para que esto no suceda, cuidamos con notable esmero de mantenerlo vivo durante todo el año.
El fuego debe ser encendido con maderas blancas.
Símbolo de la pureza.
El fuego del hogar puede también significar la unión.
Así, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde: "Home, que nos ve õ lume!" Con esta frase lo personificamos y le damos una conciencia y lo miramos como ser superior al cual no debe ofenderse.
El fuego reúne las afecciones más caras al hombre, sobre todo al hombre primitivo ya que él confunde, en un mismo generoso abrazo, el respeto a los antepasados, el amor a la descendecia, la adoración al elemento que simboliza todo cuanto es grato a nuestro corazón y compendia todas nuestras predilecciones.
El hogar es la patria del hombre, los de su sangre son su pueblo, su dios el fuego que arde sobre la piedra del hogar, vivo y eterno mientras la familia dura. La función del fuego se entiende primero como protector de la familia y después como dios.

Era cosa corriente que desde el día de Navidad hasta el primero de enero ardiese en el hogar el gran leño que tenía el nombre de Tizón de Navidad.
Según la creencia popular, sus cenizas eran buenas para curar calenturas, para nosotros la enfermedad por excelencia.
En este culto se puede hoy ver una manifestación y es que con ella continuaba el culto del los antepasados y el druídico de la encina.
Es probable que el tizón se encendiera para que el fuego fuese más vivo en aquellos días de regocijo y que las almas de los padres viniesen a visitar a los suyos, tuviesen un calor más grande y un más puro.
Así tiene un doble símbolo, el de la integridad de la familia y el de la adoración de los dioses.
En el mismo sentido, se puede destacar el culto del agua, que tiene la función de ser creadora y purificadora, un símbolo de la nueva vida.
Venus, o Afrodita, sale de las espumas del mar en la mitología griega, la cual fue influida por la mitología celta.
Pero esta no es la única influencia ya que en la religión cristiana, en la Biblia, el diluvio purificó la tierra de los pecados de los hombres.
El agua de lluvia es sagrada por venir del cielo, de los dioses. Con este agua la naturaleza puede crecer. Las fuentes son sagradas porque se ven en su espejo verdades sobre uno mismo que no se pueden ver de otra manera.
Todavía hoy tenemos "fuentes" sagradas, se ve en cada iglesia católica: el agua bendita.
Todas las aguas están pobladas de genios y espíritus protectores.
En la noche de San Juan las aguas corrientes tienen una doble virtud: sanan a la gente y, en esta noche feliz, se realizan todas las maravillas y milagros cuando uno está cerca de un río.
La virtud más alta la tiene el mar, que limpia nuestro cuerpo de los gérmenes, de las enfermedades y de demás impurezas.
Pero los diversos cultos no acaban aquí sino que hay que seguir mencionando otros como el de los astros.
En la doctrina céltica la noche precede al día y así el astro nocturno toma sobre el diurno una importancia que sirve para señalar la antigüedad de todos aquellos mitos en que la luna aparece como superior al sol.
Se dice que la noche es devorada porque en realidad las eternas tinieblas del caos, la larga noche de la creación, solo pudo ser disipada por la luz todopoderosa del sol.
Todo cuanto se refiere al astro solar, le presenta como principio activo, como señor, como único, mientras que la luna es mostrada como principio pasivo, como vencida, como esposa, en una palabra como secundaria.
En un romance se describe el nacimiento y el curso diario del astro rey: el día va en su carro, aparece como una cosa inmaterial diversa del sol que le sigue.
Pueblan la noche las almas en pena a las cuales guía un ángel triste con todo su acompañamiento de trasgos y visiones.
Amanece, y otro ángel hermosísimo va disipando las sombras y con ellas huyen y se ocultan los malos espíritus apareciendo entonces en el horizonte el día, sentado en un carro resplandeciente.
Las horas personificadas en hermosas vírgenes, le acompañan en grupos de cuatro en cuatro.
Las de la mañana le preceden, van a su lado las del mediodía, y de las de la tarde tres danzan alrededor de él.
Detrás de la primera carroza aparece la que es tirada por dos enormes leones y en la cual el astro rey aparece personificado en un hermoso mancebo con barba y cabellos de un rubio dorado, de los cuales salen los rayos solares. Así permanece la imagen del astro rey, o del sol, como astro superior.
La luna está unida al principio femenino.
Cuando se trata de un culto de la luna, la mayor parte de los anatemas se refieren a actos ejecutados tan solamente por mujeres.
La luna y las estrellas son también símbolos del amor y la fortuna.
La fortuna cambiando como también cambian los astros que se creen inmutables, se compara con los astros, con lo que hay de más mudable en la tierra, con el amor y la fortuna.


ISLA DE PASCUA


ISLA DE PASCUA:


Isla de Pascua (en idioma rapanui Rapa Nui, «Rapa grande»4 ) es unaisla de Chile ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico. Tiene una superficie de 163,6 km², lo que la convierte en la mayor de las islas del Chile insular, y una población de 5034 habitantes, concentrados principalmente en Hanga Roa, capital y único poblado existente en la isla. La tierra más cercana es la isla Ducie, perteneciente al territorio británico de las Pitcairn.
La isla es uno de los principales destinos turísticos del país debido a su belleza natural y su misteriosa cultura ancestral de la etnia rapanui, cuyo más notable vestigio corresponde a enormes estatuas conocidas como moai. Para preservar dichas características, el gobierno administra a través de Conaf el Parque Nacional Rapa Nui, mientras que la Unesco declaró este parque como patrimonio de la humanidaden 1995.5
Administrativamente, forma, junto a la deshabitada isla Salas y Gómez, la comuna de Isla de Pascua que forma la provincia de Isla de Pascua, perteneciente a la Región de Valparaíso. Sin embargo, una reforma constitucional —la ley 20193, publicada el 30 de julio de 2007— estableció a la isla como un «territorio especial»,6 de manera que su gobierno y administración serán regidos por un estatuto especial, contemplado en la ley orgánica constitucional respectiva, por dictarse.

Toponimia

Fotografía satelital de la isla de Pascua. El norte está a la derecha.
El nombre tradicional que recibe esta isla corresponde al de Rapa Nui, que significa «Rapa grande» en el idioma de los navegantes tahitianos que visitaban la isla en el siglo XIX. El nombre estaría asociado con el parecido encontrado por los tahitianos con la isla de Rapa, en la actual Polinesia Francesa, y a la cual también se le conoce como Rapa Iti («Rapa pequeña»). A pesar de ser de origen extranjero, el nombre de Rapa Nui es considerado comúnmente como la denominación dada por los nativos de la isla.4 La pronunciación en español es la convencional para la escritura, [ra.pa'nwi], mientras que en rapanuí suena [ɾa.pa'nu.i], pues siempre la r se pronuncia con sonido suave (como en máscara) y cada sílaba solamente puede tener una vocal.
En su idioma autóctono, la isla antes era conocida como Te pito o te henua, que significa «El ombligo del mundo» y Mata ki te rangi, «Ojos que miran al cielo». La denominación de Rapa Nui se hizo posteriormente extensiva en otros idiomas para denominar al pueblo aborigen y a su idioma, pero como una única palabra, «rapanui».7
El nombre de Isla de Pascua le fue dado por el navegante neerlandés Jakob Roggeveen, que en un largo viaje iniciado en Texel y luego de navegar por las costas chilenas, la descubrió el 5 de abril de 1722, fecha correspondiente al día dePascua de Resurrección. Recibió así el nombre de Paasch-Eyland en el neerlandés de la época,8 que luego fue traducida al español como «isla de Pascua». Con este nombre, y sus traducciones, es conocida la isla internacionalmente. Los habitantes de la isla, independientemente de su origen étnico, reciben el gentilicio pascuense.
La isla también recibió el nombre de isla de San Carlos por el navegante español Felipe González Ahedo, que la denominó así en honor al rey Carlos III de España. Sin embargo, dicho nombre cayó en desuso.

Historia

De acuerdo a la información del Museo antropólogico de Isla de Pascua hay 3 etapas de poblamiento de la Isla de Pascua:
  1. Poblamiento temprano: Poblamiento entre los años 400 y 800, en que construyen los centros ceremoniales ahucon o sin moai9 10
  2. Fase ahu moai: Del 800 a 1680, en que empiezan los conflictos entre linajes y el culto al tangata manu u hombre pájaro9 10 y,
  3. Fase huri moai: Desde 1680 hasta la llegada de españoles.9 10
Esto es coherente con los estudios antropológicos, arqueológicos, genéticos y linguísticos. Hacia 1200 comienza la etapa de mayor refinamiento de los ahu. Sigue mucha discusión respecto de fechas pero que Hotu Matua haya llegado en 1200 no parece estar acorde a lo que se sabe hasta ahora.10

[editar]Desarrollo de la cultura pascuense

Ladera del Rano Raraku con una serie de moáis, estatuas creadas por los habitantes primitivos de la isla.
Según la tradición oral, el pueblo rapanui habría llegado a esta isla desde una mítica isla llamada Hiva, siendo guiados por Hotu Matu'a, su primer ariki, o rey, hacia elsiglo IV. De acuerdo a las investigaciones arqueológicas, el origen de esta etnia provendría de la Polinesia, posiblemente desde las islas Marquesas. Teorías recientes postulan que la isla de Rapa Iti sería la mítica Hiva,nota 1 de la cual habrían provenido los ancestros de los nativos de Isla de Pascua, según la mitología pascuense.11
La sociedad rapanui, gobernada por el ariki, que reclamaba ascendencia directa de los dioses, estaba dividida en tribus y con clases muy estratificadas. Cada tribu ocupaba una zona, siempre con franja costera. La mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo. En el litoral establecían centros religiosos, políticos y ceremoniales (como en Anakena y Akahanga) y adoraban a los ancestros casi deificados representados por los moái. Todavía no se sabe cómo se realizó la construcción y desplazamiento de aquellas esculturas, de las que existen cerca de un millar.

[editar]Decadencia y dominio extranjero

Diversas expediciones llegaron a la isla de Pascua. En la imagen, el barco ruso Rurik es recibido por los pocos habitantes supervivientes.
Símbolos rongo rongo, supuesto sistema de escritura aborigen.
Se estima que la población de Rapa Nui sufrió una crisis de sobrepoblación en los siglos XV yXVIII, lo que pudo haber provocado guerras entre las tribus con la consiguiente destrucción de los altares ceremoniales y el abandono de las canteras en que se tallaban los moái. Los nativos debieron de padecer periódicamente la escasez de alimentos y comenzaron a vivir en cuevas para protegerse de las incursiones de grupos enemigos, que en ocasiones se realizaban con el objeto de practicar el canibalismo.
Surge un nuevo ceremonial, el del Tangata manu(«hombre-pájaro»), en que los jóvenes de diferentes clanes competían para ser el primero en volver del islote Motu Nui con un huevo de manu tara (el gaviotín pascuense) para el jefe de su clan y así convertirlo en «hombre pájaro» por un año y darle al clan una posición preeminente durante ese periodo.
Lo poco que se conoce de las tradiciones y costumbres rapanui se debe básicamente a los relatos de las diferentes expediciones europeas realizadas en el pasado. El primer contacto europeo documentado con la isla corresponde al realizado por el holandés Jacob Roggeveen en 1722. La segunda ocasión en que los europeos visitaron la isla no ocurriría hasta 1770, cuando una expedición española bajo el mando de Felipe González de Ahedo arribó a la isla y llevó a cabo el primer mapa cartográfico de la misma, bautizándola como isla de San Carlos, en honor al rey Carlos III de España, y tomando posesión de la misma para la Corona de España. En la documentación elaborada por González de Ahedo, aparecen por primera vez dibujos de los moáis. De la toponimia elaborada por González de Ahedo, sólo se conserva en la actualidad el nombre de Punta Rosalía. Posteriormente, la isla fue visitada por otros europeos que utilizaron los mapas españoles, entre los que se encuentran James Cook (en 1774) y Jean-François de La Pérouse (en1786). La isla de Pascua acabó convirtiéndose en un punto de recalada para los marinos que partían de Sudaméricaen ruta hacia Oceanía.
Otras expediciones realizadas posteriormente trajeron enfermedades a la isla, lo que generó un despoblamiento masivo. Especialmente dura para los isleños fue la visita de esclavistas de distintas nacionalidades que partieron delCallao.12 Entre 1859 y 1863, unos veinte barcos se llevaron más de 1000 isleños para venderlos como esclavos. El exterminio de la clase sacerdotal significó una enorme pérdida —entre otras cosas, la única escritura de la Polinesia (rongo rongo) quedó inexplicada desde entonces—. Las epidemias de tuberculosis y viruela, así como la partida de unos 250 isleños con los misioneros católicos a Tahití, redujeron la población a un mínimo de 110 personas en 1877.

[editar]Anexión chilena

Policarpo Toro, encargado de la anexión de la isla a Chile, en 1888.
En 1887, Chile quiere anexionar la isla al territorio chileno, por lo cual comisiona al capitán de la Armada de Chile Policarpo Toro, quien por medio de negociaciones realizó la compra de terrenos en la isla a petición del Obispo de Valparaíso, dueño de 600 hectáreas, junto a los hermanos Salmon, Dutrou-Bornier y John Brander, de Tahití; esto a pesar de que, según la tradición, las tierras no se podían vender.
Luego, el 9 de septiembre de 1888Chile consiguió la firma de un tratado, representados porAtamu Tekena. Se redactó el documento en español y otro en rapanui mezclado con tahitiano. El texto en español habla de cesión de soberanía a Chile, reservando al mismo tiempo, para los jefes que concurrieron al acuerdo, los títulos de que estaban investidos y que gozaban en ese momento, sin hacer alusión a la propiedad de la tierra. A su vez, el texto en rapanui mezclado con tahitiano no habla de cesión de tierras y usa el concepto de "mau te hoa kona" (traducido como "amigo del lugar", que estaría relacionado con una anterior solicitud de protectorado francés) y además indica "ia i haka tika i ta ite runga, iraro ina he kainga kai ta" (traducido como "escribir sobre lo de arriba, lo de abajo no se escribe aquí", señalando lo que se encuentra en la superficie del terreno).
La tradición oral rapanui indica que el rey Atamu Tekena tomó un trozo de pasto con tierra, entregándole el pasto a los emisarios chilenos, quedándose con la tierra (la antropóloga Paloma Hucke interpreta que con ese acto se otorgaba la soberanía a Chile, pero se reservaba el derecho sobre sus tierras); asimismo, ante un ofrecimiento de Policarpo Toro de un saco con monedas, el rey lo rechazó diciendo "[...] lleva tu plata, que yo, ni ningún kanaka, hemos vendido terreno alguno [...]". Días más tarde, al izar Pedro Pablo Toro la bandera chilena en la isla, el rey le dijo "Al levantar tu bandera no quedas dueño de la isla porque nada hemos vendido: sabemos que el señor Obispo puso a la Isla bajo el protectorado de Chile, pero no se ha vendido nada".13
Sin embargo, los isleños siguieron encerrados en la isla, de la que no podían salir; sin derechos de ciudadanía hasta1966, se vieron desprovistos de sus tierras, administradas por los mismos extranjeros y por la Armada de Chile, que sólo comenzaron a devolverse al final del siglo XX.

[editar]Geografía

Carta topográfica de la isla.
La isla está ubicada en las coordenadas geográficas 27°7′10″S 109°21′17″O, localizándola aproximadamente en la latitud de la ciudad chilena deCaldera, aunque el punto del continente más próximo a la isla se ubica al sur, en la Punta LavapiéVIII Región del Biobío, a 3526 km de distancia. Además, se encuentra a 2075 km al oeste de las islas Pitcairn y a 4251 km de Papeete, la capital de la Polinesia Francesa. A 415 km de distancia al noreste se encuentra la también chilena isla Sala y Gómez.
Al suroreste de isla de Pascua se encuentran además 3 islotes deshabitados que forman administrativamente parte de este mismo territorio:

[editar]Relieve

La isla tiene una forma de triángulo rectángulo con lados de 16, 17 y 24 kilómetros de «hipotenusa», correspondiente a la costa oriental. En cada vértice se ubican tres volcanes inactivos. Al norte se encuentra el Maunga Terevaka que con 539 metros de altitud es el punto más alto de la isla; por el suroriente se ubica el Puakatike o Poike con 377 m y al surponiente se encuentra el cráter del Rano Kau con 324 m, en cuyo interior existen diversas lagunas. Otros cerros de importancia son el Rano Aroi y el Rano Raraku.
El resto de la isla corresponde a lomajes y laderas. La costa, en tanto, es escarpada y rocosa con una serie de islotescercanos, como el Motu Nui, Motu Iti y Motu Kaokao en el extremo sudoeste, el islote Motu Tautara en la costa poniente y el Motu Marotiri en la costa occidental. Las únicas excepciones son la costa frente a Hanga Roa y el sector de Anakena, donde se ubica la playa del mismo nombre y la playa de Ovahe.

[editar]Clima

Climograma de Isla de Pascua.
La isla posee un clima tropical fresco;14 este es un raro clima tropical propio de islas oceánicas de latitudes intermedias (por ejemplo las Azores), pues fusiona inviernos con noches frescas pero sin heladas, por lo cual producen bien todos los cultivos tropicales, no así los ecuatoriales. Pascua, junto con la isla Sala y Gómez son los únicos lugares de Chile donde impera un clima tropical, su régimen térmico muestra en toda su magnitud la influencia oceánica: escasa oscilación térmica tanto diaria como anual. Las precipitaciones, por su parte, se distribuyen regularmente durante todo el año; estas son de origen convectivo, particularmente en la estación estival; aunque durante el invierno, la presencia de algunos sistemas de bajas presiones trae consigo precipitaciones de origen frontal. La temperatura promedio anual es de 20,5 °C alcanzando su máximo de 23,7 °C en febrero y el mínimo de 18,0 °C durante agosto.15
Clima de Isla de Pascua16
EneFebMarAbrMayJunJulAgoSepOctNovDicAño
Temperatura media (°C)23.323.723.121.820.318.818.218.018.419.220.421,820.5
Precipitación (mm)92,286,986,4117,5127,9102,393,985,584,373,180,092,41124,7

[editar]Geología

Vista de la caldera volcánica de Rano Kau
La Isla de Pascua es de origen volcánico y está compuesta por tres volcanes coalescentes. Estos tres volcanes principales son: Terevaka,Poike y Rano Raraku. La disposición de estos volcanes y la fuerte erosiónque han sufrido le dan a la isla su forma triangular. El volcán Terevaka domina en términos de volumen y superficie. En tiempos prehistóricos el volcán Poike solía ser una isla aparte hasta que lavas de Terevaka la unieron a la isla principal. Aparte de estos tres volcanes principales existen varios volcanes menores y geoformas volcánicas como el cráter de Rano Raraku, el cono de escoria de Puna Pau y varias cuevas volcánicas incluyendo tubos de lava.17
Las rocas de la Isla son principalmente hawaiitas y basaltos, ambos ricos en fierro y con afinidades a las rocas del archipiélago de Colón.18 También hayrocas piroclásticas como la toba volcánica de las cuales están hechos la mayoría de los moais.19 El volcán Terevaka es más joven que Poike y Rano Kau. Estos dos últimos han terminado (eventualmente) su actividad con la intrusión de traquitas y riolitas respectivamente.20 El vulcanismo en la isla de Pascua es geológicamente reciente al tener menos de 0,7 millones de años de antigüedad.20 El vulcanismo más joven de la isla se concentra en pequeños rifts distribuidos a lo largo de la Isla. De estas, las lavas más jóvenes se hallan en Hiva-Hiva 3 km al norte de Hanga Roa y tienen menos de 2000 años de antigüedad.17 El hecho de tener erupciones regristradas en el Holoceno, es decir en los últimos 10 000 años, clasifica a la isla como un volcán activo según la definición del vulcanólogo Alexandru Szakács.21
La Isla de Pascua e islotes adyacentes como Motu Nui y Motu Iti forman la cima de una gran cadena submarina de volcanes que se levanta más de 2000 metros sobre el fondo del océano. La Isla de Pascua se encuentra en la parte occidental de la cadena a la que también pertenecen la Isla Sala y Gómez. La cadena volcánica de isla de Pascua, también llamada cadena de Sala y Gómez, corre de oeste a este en donde conecta con la cordillera submarina de Nazca,20 que está siendo subducida bajo el Perú. Las dos cordilleras se encuentran dentro de la Placa de Nazcaatravesándola de un lado a otro. El extremo occidental de la cadena volcánica de Isla de Pascua está constituido por un grupo de volcanes submarinos ubicados al oeste de la Isla de Pascua, en donde destacan los montes Moai y Pukao que están bajo el nivel del mar, además de algunos campos volcánicos de escasa elevación en el fondo marino.20 El término occidental de la Cadena está muy cerca de la Dorsal del Pacífico Oriental y la pequeña Placa de Pascua.20
La causa del vulcanismo en la Isla de Pascua y los volcanes de la Cadena Volcánica de la Isla de Pascua es un tema muy debatido entre científicos.22 Algunos han propuesto la existencia de una pluma del manto que estaría creando unpunto caliente debajo de la isla, otros proponen la existencia de una "línea caliente" en vez de un punto caliente producido por un "rollo de manto" en vez de una pluma del manto.22 También se ha propuesto que la cadena volcánica haya sido producto de la propagación de una fractura, de un rift oceánico juvenil, y de un "canal-pluma" que se extendería desde Sala y Gómez hacia el oeste.22 20
Editado por :Lobo blanco. 09/03/2013