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jueves, 25 de julio de 2013

Más de 75 muertos tras descarrilar un tren Alvia en Santiago. El ferrocarril, un Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol, se salió de la vía y volcó a pocos kilómetros del casco urbano. Las primeras hipótesis apuntan a un exceso de velocidad como causa del siniestro.

Un tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol ha descarrilado a tres kilómetros del casco urbano de Santiago y han fallecido al menos 79 personas, aunque solo 77 se han confirmado por el momento, mientras que otras 140 han resultado heridas. De estas, 111 están identificadas pero entre 15 y 20 no han podido ser reconocidos todavía. Los equipos de rescate han conseguido acceder finalmente a uno de los vagones después de utilizar una grúa para retirar otro que lo sepultaba. De él, los efectivos han retirado ya 10 cadáveres (aunque es probable que haya más en su interior) que se suman a los 69 cuerpos registrados en el tanatorio provisional habilitado en el Multiusos Fontes do Sar. No será hasta las siete de la mañana cuando comiencen las autopsias. El Tribunal Superior de Xustiza ha precisado que, de las 77 víctimas confirmadas, 73 han sido localizadas en el lugar de la tragedia, mientras que otras cuatro han fallecido en los hospitales a los que habían sido trasladadas. No obstante, los miembros del operativo que trabaja en el lugar del accidente no descartan localizar más víctimas entre los vagones del convoy siniestrado.

El accidente ferroviario se registró sobre las 20.42 horas a su paso por la zona de Angrois. El tren de alta velocidad, en el que viajaban 220 pasajeros, al alcanzar la curva de A Grandeira descarriló y uno de los vagones saltó por los aires e incluso superó el talud que separa las vías del tren. El convoy se partió en dos, y la máquina y los cuatro primeros vagones descarrilaron, otro intermedio voló sobre un terraplén hasta caer muy cerca de unas viviendas, y el resto volcó. Uno de lo de los vagones se elevó más de seis metros hasta impactar con un palco de la música, que destrozó. «El tren empezó a dar vueltas, vueltas de campana, dimos muchas vueltas de campana y quedaron subidos unos vagones encima de otros», relataba uno de los pasajeros.

Renfe ha confirmado que el tren llevaba 5 minutos de retraso, lo que podría incidir en la hipótesis del exceso de velocidad. A pesar de las cortinas de humo y los incendios registrados en varios de los vagones, los pasajeros del Alvia aseguran que no se registró ninguna explosión. «En ningún momento pensé en un atentado. Cuando el tren tomó la curva, tuve la sensación de que iba demasiado rápido y descarriló», explica Sergio, no de los pasajeros heridos. En la misma línea, el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, dice no tener «indiciosque apunten a un atentado».
Renfe y Adif han comunicado su colaboración con el juez en la investigación del accidente y han trasladado al lugar a un equipo de técnicos para investigar las circunstancias y causas del siniestro.
Los dos conductores del tren salieron ilesos y ayudaron a las víctimas. Uno de los dos maquinistas que llevaban el convoy hablaba por teléfono tras el accidente y no paraba de repetir «descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer».

«Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer»
Hasta el lugar del accidente se han desplazado efectivos de la Policía Nacional, Local, Protección Civil, bomberos y servicios sanitarios de Santiago y de buena parte de la comarca. En las labores participan bomberos de Santiago, Boiro, Ordes, Arzúa, Santa Comba y Deza y los servicios de Protección Civil de A Estrada, Teo e Padrón. «Era muy difícil sacar a la gente porque había cientos de heridos por el medio», aseguraba uno de los pasajeros del primer vagón.
Decenas de médicos de hospitales cercanos, ya estuviesen o no de guardia, se acercaron a ayudar. «Por mucho que veamos a diario, esta tragedia lo supera todo», afirmó una médico del Hospital Clínico que participó en las tareas de rescate en su día libre. En las labores de emergencia están operando una veintena de ambulancias de soporte básico y tres medicalizadas, y se han desplazado otras dos UVI móviles desde Mos y Sanxenxo, además de unidades adicionales de soporte vital básico.
Los vecinos de la zona también colaboraron con las labores de rescate ofreciendo mantas, agua palés y sus viviendas para ayudar a los pasajeros heridos.De hecho, algunos incluso desplazaron heridos en sus vehículos particulares hasta los centros sanitarios, para colaborar con el resto de efectivos.
La zona, de difícil acceso, está totalmente acordonada mientras los equipos de emergencia trabajan en la excarcelación de los pasajeros que todavía siguen en el interior de los vagones accidentados. Las autoridades piden que se evite circular por la zona para no complicar las labores de los servicios de emergencia. De hecho, Protección Civil y los bomberos han tenido que levantar a pulso un coche que no permitía que circulasen las ambulancias.
Incertidumbre en el Cersia
Para información sobre las posibles víctimas del accidente Renfe ha habilitado el teléfono 900101660 y el Concello de Santiago los números 981551100, 981543060 y el 981542993. Los familiares de las víctimas del accidente ferroviario deben dirigirse al edificio municipal Cersia en el barrio de San Lázaro, en la calle Raimundo López Pol, y el Multiusos Fontes do Sar ha sido habilitado como tanatorio provisional.
Precisamente, en el Cersia, los familiares de viajeros en el tren siniestrado se lamentaban de la incertidumbre. Aunque el Concello habilitó lugares para que pasen la noche, a lo que también se sumaron los hoteles compostelanos, que ofertaron gratuitamente habitaciones libres, la mayoría de los familiares de los afectados no querían abandonar el lugar habilitado en el barrio de San Lázaro hasta no saber más datos. A lo largo de la noche han comenzado a publicarse las listas de los heridos que se han conseguido identificar, aunque no será hasta la mañana de hoy cuando salgan las listas de las personas fallecidas en el accidente.
Los servicios sanitarios han hecho un llamamiento para quetodo el que pudiese se acercase a las instalaciones de Monte da Condesa para donar sangre porque las reservas estaban bajas. El llamamiento hizo su efecto y en pocas horas ya había grandes colas. Fue tal la implicación ciudadana que se saturó el Centro de Transfusión de Galicia y sus responsables tuvieron que pedir que no se acercase nadie más esta noche hasta Monte da Condesa.
Un tren con ocho coches y dos cabezas tractoras
El tren Alvia que sufrió el accidente estaba compuesto por ocho coches y dos cabezas tractoras, contaba con propulsión diésel y eléctrica. Cuatro personas conformaban la tripulación. Fuentes de Renfe señalaron que buscarán las cajas negras del tren, que podría aclarar algunas incógnitas sobre el accidente. Seis especialistas de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía han llegado a Santiago para trabajar en la identificación de cadáveres.
Poco antes de las nueve de la noche, el descarrilamiento del tren Alvia a las afueras de Santiago llevó el drama y el caos a Angrois, la localidad cercana a la infausta curva de A Grandeira. Allí, una vecina tendía la ropa en la huerta de su casa cuando oyó una fuerte explosión. «De repente vi cómo un torpedo de polvo venía hacia mí y pensé ?esto es el tren? -relataba a una emisora de radio-. Entonces eché a correr porque pensé que se me iba a meter dentro».
Más de cerca vivió el accidente Ricardo Montero, uno de los doscientos pasajeros que viajaban en el tren. Anoche aún intentaba comprender lo sucedido y lo contaba así: «Fue todo tan rápido que casi no lo puedo decir. Parece ser que en una curva el tren empezó a dar vueltas de campana. Dimos muchas vueltas de campana y quedaron los vagones subidos unos encima de otros. Tuvimos que salir por debajo y nos dimos cuenta de que el tren estaba ardiendo».
A Santiago se dirigía otro pasajero que narraba cómo iba tranquilamente escuchando música con sus auriculares cuando el vagón empezó a vibrar. «De repente me encontré sentado en el suelo y me dolía todo. A mi lado había gente destrozada y sangrando», contaba.
Otro viajero, cuya primera impresión era que el tren circulaba a gran velocidad y volcó al tomar la curva, calificó las escenas vividas en el interior como «un desastre».
El área del accidente se convirtió en una zona cero en la que, según testigos presenciales, todos los vagones del convoy se salieron de los raíles y algunos de ellos volaron hasta quedar subidos a un talud. Las vías quedaron sembradas de cadáveres. Quienes pudieron asomarse a la dantesca visión que ofrecían las vías al anochecer se mostraban conmocionados. «¡Cuánta gente muerta hay aquí, Dios mío!», decía un testigo. Otro apenas podía pronunciar aquello que más le había impresionado: «Os nenos, os nenos...».
Entre el llanto y el desconcierto, los vecinos se movilizaron de inmediato para colaborar en las labores de ayuda a las víctimas, a quienes procuraron todas las mantas y toallas que encontraron en sus casas. Un núcleo rural tranquilo se vio colapsado por servicios de emergencia llegados desde toda Galicia y que en algunos lugares se encontraron con dificultades para acceder al lugar del siniestro para prestar auxilio a las decenas de heridos. También en esto la participación ciudadana fue crucial. En algunos puntos, los coches rutinariamente aparcados en los márgenes de carreteras y caminos impedían el paso de ambulancias y camiones de bomberos, por lo que los habitantes del lugar tuvieron que moverlos a pulso con el fin de apartarlos y abrir paso.
Al avanzar la noche, los equipos de ayuda procedieron a instalar en la amplia zona en la quedaron esparcidos los restos del tren potentes focos para iluminar el área hasta cerciorarse de que todas las víctimas habían sido rescatadas del interior de los vagones. También se trabajaba a última hora en la instalación de una grúa para poder levantar los vagones siniestrados e inspeccionar la posible existencia de muertos y heridos aún por localizar.
Otros lugares que anoche se vieron colapsados fueron los centros hospitalarios, entre ellos el Hospital Clínico de Santiago, adonde fueron trasladados un gran número heridos, algunos en estado muy grave y otros caminando por su propio pie. Muchos familiares se acercaron hasta el lugar para averiguar el paradero de algunos viajeros, lo que originó momentos de enorme tensión. El colapso de las comunicaciones en la zona del siniestro hizo que muchas personas no pudieran ponerse en contacto con sus allegados.
El drama hizo aflorar la solidaridad de toda la población, que acudió masivamente a los centros sanitarios para donar sangre.
Teléfono de atención:981-551-100
Loboblanco:25/07/2013.7:45 h.